La corrosión y oxidación de los materiales puede acarrear multitud de efectos negativos. Estos efectos negativos se traducen en un incremento de las tareas de mantenimiento y reparación suponiendo un gasto económico adicional para la industria.

Pero no solamente comportan pérdidas económicas. Una estructura metálica que haya sufrido los efectos de la corrosión y oxidación, aparte de perder calidad, puede provocar accidentes como transmisión de enfermedades o derrumbes afectando directamente a los empleados.

En este artículo les contamos más sobre la corrosión y oxidación, además de métodos de protección anticorrosiva y como tratar las superficies ante estos efectos.

Acero inoxidable y aleaciones de metal resistentes

El método más sencillo para promover la protección anticorrosiva y la oxidación es utilizar metales resistentes a estos efectos como el acero inoxidable o el aluminio. Hay diferentes aleaciones de metales que proporcionan una mayor fuerza y resistencia.

Por ejemplo, el níquel cuenta con propiedades que lo hacen resistente a la corrosión. Si lo combinamos con el cromo, que es resistente a la oxidación, obtenemos como resultado una aleación entre dos metales que puede utilizarse en entornos propensos a sufrir corrosión y oxidación.

El problema de utilizar aleaciones de metal o acero inoxidable es el alto coste en comparación a otros materiales.

Revestimientos y tratamientos superficiales contra la corrosión

Emplear revestimientos que formen una barrera en la superficie de los materiales metálicos, puede ser un método de protección muy efectivo. Diferentes revestimientos de epoxis, nylon y uretanos crean una capa protectora de la carga electroquímica que proviene de los compuestos corrosivos.

Los sistemas de revestimiento de protección actuales cumplen con distintas funciones. La capa de imprimación actúa como inhibidor, la capa intermedia aumenta el grosor y la capa de acabado proporciona resistencia a los factores ambientales.

Galvanizado

El proceso de inmersión en caliente más común para las aplicaciones industriales es el galvanizado, que se refiere al recubrimiento de zinc sobre el hierro o los aceros para protegerlos de la corrosión y oxidación.

Este método utilizado hace más de 250 años, tiene varios inconvenientes como:

  • No se puede realizar in situ.
  • Imposibilidad de aplicarse en piezas demasiado grandes.
  • La exposición al entorno puede acelerar el proceso de desgaste del zinc.
  • Es muy tóxico.

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